¡Alarma! Es voz que
proviene de ¡Al arma!, aviso o señal que se da para que se prepare
inmediatamente la defensa o el combate.
¿Y cuál es nuestra defensa y el consiguiente
combate? La de nuestra Religión, la Católica, Apostólica y Romana, la
de la Tradición que heredamos de nuestros padres. La de Cristo y su
Iglesia. La que sufre una pavorosa embestida de sus enemigos. Los de
afuera y los de adentro. La quintacolumna hoy opera más activa que
nunca.
Caifás y el
diabólico Sanhedrín han prosperado. Antes en sus malvados propósitos
solo tuvieron la ayuda del Iscariote, el sórdido traidor procedente de
Cariot en Judea. Hoy tienen múltiples colaboracionistas que provienen de
los lugares más lejanos del mundo. Todos recogieron el ejemplo de Judas
cuando increpó a Jesús: “¿Por qué no fue vendido este perfume por
trescientos denarios y dado a los pobres?” (San Juan, 12, 5), es decir la
falsa preocupación por los pobres que sagazmente San Juan descubre como
propia de los ladrones que algo se quieren robar, la de los que no creen
en nada ni en nadie, solo simulan.
Hoy vemos dos
vertientes de ladrones, los de la seudo teología de la liberación,
marxistas y materialistas hasta la médula y los profetas del
“humildismo”, demagogos y plebeyos. ¿Y qué nos quieren robar? Nuestra
religión. En épocas más felices Santa Teresa exhortaba a “todos los que
militáis debajo esta bandera” a no dormir. Hoy ya no basta con ello ya
que ahora no tenemos una Iglesia Militante sino Dialogante y Democrática.
¡Cuidado con el diálogo, no se puede dialogar con Lucifer! ¡Cuidado con
la democracia y las visiones antropocéntricas! Nuestro centro es Dios,
uno y trino a la vez, Padre, Hijo y Espíritu Santo y tenemos vocación de
primogénitos y no de secundones.
Debemos tener una
vigilia completa, permanente vigilia… es decir vigilante. No en
vano ambas palabras tienen la misma raíz latina. Nuestra razón es
Cristo, que es Dios. Cuidémonos mucho de idolatrizar hombres, que por
mas altos que parezcan sus cargos son solo eso: hombres. Y aquí la
palabra ídolo (Eidolon) importa en su mas prístino significado: falsa
imagen. ¡Cuidémonos de los que cultivan una falsa imagen, una imagen a
placer y semejanza de los amos del mundo y sus asechanzas! Los
seguidores de Jesucristo nunca recibieron las alabanzas de Caifás ni de
la sinagoga. Por el contrario, fueron denigrados y perseguidos.
“Ya no durmáis, ya
no durmáis, pues Dios falta de la Tierra… No haya ningún cobarde…” No dejemos que los ladrones vacíen nuestra religión y nos la
roben.
Fernando José Ares